El futurismo es uno de los primeros movimientos de vanguardias, surgiendo en Milán durante la primera década del siglo XX de la mano de Filippo Tommaso Marinetti. El 20 de febrero de 1909 se publica el Manifiesto futurista en la revista Le Figaro, en el que, mediante once puntos, se sientan las bases de este movimiento artístico-literario, pretendiendo expresar el patriotismo, la mirada hacia el futuro, la misoginia, y el triunfo de la máquina frente a la deshumanización del hombre. Y deciden hacerlo así, mediante una revista francesa, divulgando, de esta manera, sus ideas al resto de Europa.
Los futuristas querían que su arte repercutiera en todos los aspectos de la vida, y lo hicieron mediante una nueva visión estética que renegaba de la tradición clásica, que siempre había impregnado el arte italiano. Eran fanáticos de la ciudad, de la clase obrera y de los avances tecnológicos. La máquina, la electricidad, los cafés, la velocidad y los medios de transporte son los elementos preferidos de estos artistas a la hora de realizar sus creaciones.
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Muchedumbre o pelea en la galería, Boccioni, 1910 |
Algo que va a ser fundamental para entender la raíz de las ideas futuristas es su opinión sobre la guerra. El grupo apuesta por la violencia como herramienta para la limpieza de la humanidad que, según ellos, ha sido corrompida. De esta manera, Marinetti, acabará acercándose al movimiento fascista, llegando a ingresar en el partido en 1919.
"Queremos glorificar la guerra —única higiene del mundo—, el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los anarquistas, las ideas por las cuales se muere y el desprecio por la mujer". (Punto 9 del Manifiesto futurista, Le Figaro, 1909)
Algunos historiadores ponen como fecha final del futurismo el ingreso de Italia en la Primera Guerra Mundial, momento en el que la mayor parte de nuestros protagonistas va a alistarse en el ejército; otros expertos afirman que el final del futurismo tiene lugar con la muerte de su fundador, en 1944.
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La città che sale, boceto, Boccioni, 1910. |
A nivel estético, las obras futuristas tienen una clara vinculación al cubismo, movimiento que se venía dando pocos años antes, y al divisionismo. A pesar de lo inevitable que resulta la tendencia a absorber tendencias artísticas que se dan de manera simultánea, o con las que estos artistas han ido conviviendo a lo largo de su formación y crecimiento, el futurismo tiene una personalidad propia y es fácilmente identificable. Priman los colores puros y la búsqueda de la sensación de movimiento, que dota de gran dinamismo y fuerza a todas las obras.
Es indiscutible que toda la filosofía futurista es bastante controvertida, cuestionable y, sobre todo, extemporánea -o eso quiero pensar-, pero la mayor parte del arte de vanguardias tiene una raíz muy ligada a lo político y a lo social. El arte siempre está unido a la vida y hay que tener en cuenta que estas creaciones surgieron en un contexto muy diferente al nuestro. Pocos años antes de que aparecieran los primeros movimientos vanguardistas, entraba la fotografía en escena, revolucionando el panorama artístico de manera fulminante. Por otro lado, la vida rural se encontraba en inferioridad de condiciones respecto a la ciudad, debido al gran impulso del desarrollo industrial y de la vida urbana. Poco a poco mejoraron los sistemas de transporte, las primeras instituciones museísticas se abrían camino y la clase obrera comenzaba a demandar lo que le pertenecía. En el contexto italiano, además, nos hallamos ante la Italia del Risorgimento, momento en el que se logra reunificar todos los estados italianos, que habían estado divididos, creando entre muchos de sus habitantes un sentimiento patriótico y belicista más latente. Es por todo esto que puede cobrar sentido una motivación artística como la que defendían los futuristas en su manifiesto a principios del XX, que dio lugar a obras como las que os muestro en este post.
¿Qué opinión os genera el arte futurista?
¡OJO! ¡Os leo! ;)
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